viernes, 7 de junio de 2013

Este año estoy muy interesado en el E3...


Desde que esta feria se convirtió literalmente en un circo, en el que solo importaba la presencia de gente de negocios y prensa especializada comprada, decidí dejar de verla. Y según tengo entendido, hice bastante bien, ya que según tengo entendido ha dejado de ser feria para convertirse en un escaparate de lameculismo industrial. Claro que tampoco podemos culparlos, ya que es palpable que el consumidor medio actual no es ni siquiera persona, sino un cajero biológico sin raciocinio al cuál le puedes extraer dinero por todos los orificios. Que diantres, si hasta les puedes manipular para obligarles a que les guste lo que sea mediante una campaña publicitaria adecuada, el sueño de cualquier encorbatado con maletín que en su puta vida ha tocado algo referente al sector en el que la empresa para la que trabaje se mueva.

Apuesto mis pulgares a que las personas de este círculo que reciban pases no han tocado más de 5 juegos en su vida.

Sin embargo, para este año tengo que hacer una enorme excepción, debido a que se va a presentar un punto de inflexión que nos afecta a todos los aficionados: la política de Sony para la próxima generación. Y es que el futuro de los videojuegos en estos momentos depende de las decisiones que la empresa japonesa decida en base a las dictaduras impuestas que impondrá la primera consola hecha en exclusiva por los empleados de marketing: Xbox One. No voy a repetir algo que lo que ya se ha hecho eco toda la red, así como la lógica recepción negativa que ha tenido (que tontos, los que conocemos a Micro$oft desde sus inicios ya sabíamos que tarde o temprano haría algo parecido), pero hay que señalar que desde que a las desarrolladoras se creen la parte que debe mandar en el panorama, el mundillo se ha hundido. Es por eso que yo estoy a favor de que cuanto menos consolas mejor, así la competencia se centraría en el software, y no existiría ninguna coalición con el objetivo de aumentar ingresos a costa de cláusulas de fabricación. Lo de cuantas menos consolas mejor lo reitero, nos ahorraría juegos mal porteados y mejor optimizados para la plataforma, entre otras ventajas.

Gracias a los gilipollas que se han dejado estafar pagando por jugar online, este mundillo se ha ido a la mierda.

Así que durante este mes voy a seguir la actualidad de esta asquerosa industria, esperando a que haya alguna luz al final del túnel que todavía recuerde como se hacen videojuegos de verdad... de momento Sony puede elegir entre establecer la base de usuarios mas grande o regalársela a Nintendo, en todo caso este verano será un claro indicativo de la mentalidad empresarial occidental frente a la nipona. Yo no he pagado un solo céntimo por jugar online, así que mucho menos me acercaré a cualquier estafa del mismo estilo.

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