El Silmarillion, Tierra Media para novatos

Estimado señor Christopher Tolkien:

Por la presente le escribo para agradecerle la publicación de las notas incompletas con las que su padre quiso expandir la mitología transcurrida en las tierras de Arda.

Si bien el estilo narrativo no llega al detallismo alcanzado en la trilogía que abarca los hechos de La Tercera Edad, debido a la necesidad de enlazar los acontecimientos desde la creación de los Valar hasta el reinado de Aragorn heredero de Isildur, esto se agradece para aquellos no versados con experiencia en la mayor obra referente de la fantasía épica.

Ya había tenido contacto con la Guerra del Anillo, pero aún después de leer Las Dos Torres, no me sentí atraido; al contrario, mala primera impresión fue concebida, pues en aquellos tempranos años no disponía mi persona del suficiente tiempo libre para abordar tal longitud de lectura, ya que me encontraba descubriendo la odisea de un grupo de aventureros en el mundo conocido como Krynn.


Mas unas semanas antes de escribir estas líneas, me encontraba yo ante el contenedor de conocimiento de un amigo cercano, agasajado de mi último viaje, pero con un mal olor todavía latente causado por las aguas que atraviesan una de las ciudades a las que más suelo retornar, cuando me encuentro al lado de una edición integral de El Señor de Los Anillos* a un pequeño sujeto, cuál singular hobbit cuyo viaje le llevó a terminar con el dragón Smaug.


Y este pequeño me saludó por debajo del brazo que era el marcapáginas en tela de su hermano mayor, del cuál se descubrió lentamente hasta terminar en la palma que mi mano había abierto cuando extendí mi brazo para solicitarle que me guiara en el viaje que narraba.


-¿Tu, aventurero curtido en múltiples viajes, superviviente de arduas caminatas, cuyos ojos aún reflejan chispas de octarino por su última visita a Gran A´Tuin, volverás a las tierras que creó Ilúvatar, después de tantos años?- dijo el letrado poseedor de la biblioteca desde su asiento.

-Cierto es que la batalla de Isengard me dejó cicatrices con las que tendré que cargar para el resto de mi existencia, pero he aquí mi redención para mostrarlas con orgullo junto a los demás recuerdos que guardo, pues es gracias a la belleza de la Tierra Media que he podido visitar y luchar en tantos campos. Y el deber me llamaba a confrontar al gigante, pero de nada servía mi experiencia sin el equipamiento adecuado, el cuál este pequeño manual que sostengo ayudarme a obtenerlo ofrece.- contestaba yo sin apartar la mirada de la cubierta.

-Parte con mi deseo de buena fortuna entonces, pues te concedo el préstamo de aquel que ha de guiarte y prepararte para una odisea en un tiempo futuro.-

Así fué como mi ánima descubrió las maravillas de Arda, como las heridas causadas por Ella-Laraña sanaron en los bosques de Doriath, y como su veneno fué limpiado por las aguas del Sirion. Y de las otrora informes muescas causadas en mi espada por los cascos de los jinetes de Rohan se formaron bellas figuras de los Primeros Nacidos.


Pero no aguarda el momento oportuno para dirigirme a La Comarca todavía, pues este guerrero necesita reposo, y sale por el portal fatigado, pero complacido, aparcando sus enseres a un lado mientras se deja caer en su cama, y medita sobre los viajes venideros antes de que los párpados le caigan como si de un telón de fondo se tratara.




* Las ediciones integrales de El Señor de los Anillos incluyen toda la trilogía en una sola impresión, són tan gordas que parecen biblias